La historia de Max, un perrito de raza Gran Pirineo, ha conmovido a miles de personas tras hacerse viral en redes sociales. Mientras su familia dormía plácidamente, Max escapó de casa una noche y caminó más de 8 kilómetros durante dos horas. ¿Su objetivo? Llegar a la tienda donde siempre le compran su snack favorito: un burrito de carne. Lo increíble es que, cuando llegó, el local ya estaba cerrado.
Lejos de regresar a casa, Max decidió esperar. Se sentó pacientemente frente a la puerta del establecimiento… durante cinco horas. Su familia, al notar su ausencia, revisó el rastreador GPS que llevaba puesto y descubrió con asombro todo su recorrido. En cuanto llegaron por él, lo encontraron sano, contento y aún esperando su burrito.
La historia de Max ha sido compartida miles de veces y ha sido celebrada como una muestra de lealtad, inteligencia y también de lo mucho que los animales pueden aferrarse a sus rutinas favoritas. Su familia ahora promete no dejarlo sin su antojito especial por mucho tiempo. Y Max, sin duda, se ganó más que un burrito: se ganó el corazón de todos.