Pumba, un caracal que vive en Letonia, se ha convertido en una de las sensaciones de Instagram, donde acumula más de 3 millones de seguidores. Sus videos, en los que aparece conviviendo con su familia humana, alcanzan rápidamente cientos de miles de interacciones y han impulsado una marca propia con productos personalizados. El fenómeno ha despertado la curiosidad de miles de usuarios, que se preguntan qué es realmente este animal y qué riesgos implica tenerlo en casa.

El caracal es un felino salvaje originario de África, Asia y Medio Oriente, conocido por sus características orejas puntiagudas y su habilidad para cazar animales pequeños. Aunque en países como Letonia es legal mantenerlos como mascotas, especialistas advierten que no son animales domesticables en el sentido tradicional. Su fuerza, instinto cazador y reacciones impredecibles los convierten en seres potencialmente peligrosos, capaces de causar graves heridas con sus garras y dientes afilados.

Organizaciones de bienestar animal han manifestado su preocupación por la creciente tendencia de tener animales salvajes como mascotas debido a la popularidad en redes sociales. Señalan que, aunque puedan parecer tiernos y dóciles en videos, su naturaleza no desaparece y el riesgo para las familias es alto. El caso de Pumba reabre el debate sobre la ética y seguridad de convivir con especies que, a pesar de la fama, pertenecen a su hábitat natural.