Si sientes que los años se te escapan cada vez más rápido, no estás imaginando cosas. La ciencia tiene una explicación para este fenómeno, y todo se debe a una sustancia cerebral llamada dopamina, encargada de regular la percepción del tiempo.

A medida que envejecemos, los niveles de dopamina disminuyen, lo que altera la manera en que nuestro cerebro mide el paso del tiempo. Mientras que en la infancia todo parece durar más, en la adultez los días y los años parecen esfumarse.

En realidad, el tiempo no se acelera, sino que nuestro cerebro lo percibe de forma diferente. Entonces, ¿es posible “ralentizar” esta sensación? Algunos expertos sugieren que vivir nuevas experiencias y salir de la rutina puede ayudar a sentir que el tiempo avanza con menos rapidez.