El 2 de octubre de 1968 es recordado como uno de los episodios más oscuros de la historia reciente de México. Ese día, en la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco, un movimiento estudiantil que se manifestaba de manera pacífica terminó en una tragedia, cuando fuerzas del Ejército y la policía abrieron fuego contra la multitud. Aunque hasta hoy no existe una cifra oficial de víctimas, se estima que decenas, e incluso cientos de personas, perdieron la vida o resultaron heridas.
El movimiento estudiantil había comenzado semanas antes como una respuesta a la represión y violencia policial, creciendo hasta reunir a más de 150 mil personas en marchas y protestas. Sin embargo, el gobierno de Gustavo Díaz Ordaz, a tan solo unos días de inaugurar los Juegos Olímpicos de México 1968, buscó silenciar el descontento social mediante una operación que derivó en una de las mayores masacres del siglo XX en el país.
Desde entonces, el 2 de octubre se convirtió en un símbolo de resistencia, memoria y lucha por la libertad y la democracia en México. Año tras año, miles de personas se reúnen en marchas conmemorativas para recordar a las víctimas y exigir justicia, manteniendo viva la memoria de un acontecimiento que marcó para siempre a varias generaciones. La consigna que persiste hasta hoy es clara: “2 de octubre no se olvida”.