La vitamina E es uno de los nutrientes esenciales para la piel, gracias a su poder antioxidante y su capacidad de proteger las células del daño causado por los radicales libres. Esta vitamina se encuentra en alimentos como el aceite de oliva virgen, el aceite de girasol, frutos secos (nueces, avellanas, almendras), semillas y verduras de hoja verde como la espinaca.
De acuerdo con The Nutrition Source de Harvard, también está presente en el aguacate, el mango, la calabaza, los espárragos, la pimienta roja y la mantequilla de cacahuate. Su consumo regular ayuda a mantener la piel hidratada, favorece la cicatrización y puede retrasar los signos del envejecimiento, además de fortalecer el sistema inmunológico.
Incluir suficiente vitamina E en la dieta es clave para una piel sana y luminosa. Además, este nutriente es fundamental para la salud ocular y el funcionamiento del cerebro.