Una escena insólita ocurrió en un museo de Verona, Italia, cuando un turista se sentó sobre una escultura cubierta con cristales para tomarse una selfie. La obra, inspirada en una pintura de Van Gogh, colapsó de inmediato, dejando destrozado un trabajo que el artista Nicola Bolla había creado como símbolo de fragilidad humana.

La pieza formaba parte de una exposición temporal y estaba valuada en miles de euros. El museo, visiblemente molesto, calificó el incidente como “la peor pesadilla para cualquier institución cultural” y aseguró que evalúa tomar acciones legales contra el visitante.

Este no es un caso aislado. De acuerdo con reportes internacionales, entre 2018 y 2023 se han registrado más de 180 obras de arte dañadas por turistas que buscaban la selfie perfecta. Museos de todo el mundo están replanteando cómo proteger sus piezas frente a este nuevo tipo de “riesgo moderno”.