La Organización Mundial de la Salud ha emitido una alerta internacional por la propagación de una nueva variante del COVID-19: la NB.1.8.1. Esta mutación ha comenzado a circular con rapidez en regiones como Japón, Corea del Sur, Francia, Vietnam, España, Tailandia, China y Países Bajos. Si bien no se considera más grave que otras variantes, sí presenta una capacidad de contagio significativamente mayor, lo que ha generado preocupación entre las autoridades sanitarias.

Entre los síntomas más frecuentes se reportan dolor de garganta, tos persistente, diarrea y una fatiga extrema. Algunos hospitales en Asia y Europa ya han comenzado a registrar un incremento en las hospitalizaciones relacionadas con esta variante, lo que motivó a los gobiernos locales a reforzar medidas preventivas y retomar campañas de información sobre el virus. Hasta el momento, no se ha informado de un aumento considerable en la mortalidad, pero se insiste en la necesidad de estar preparados.

Las autoridades recomiendan mantener las medidas básicas de prevención: uso de cubrebocas en espacios cerrados o concurridos, lavado frecuente de manos y buena ventilación. Aunque no se han anunciado nuevas restricciones, el llamado es claro: no bajar la guardia. La comunidad científica sigue analizando el comportamiento de la variante para determinar su impacto a mediano plazo.