La biodiversidad en ríos, lagos y humedales enfrenta una crisis sin precedentes. Un cuarto de las especies que habitan en ecosistemas de agua dulce está en peligro de extinción, según expertos en conservación. Desde peces hasta libélulas, estas especies son víctimas del impacto de la contaminación, la pérdida de hábitats y el cambio climático, que están devastando sus frágiles ecosistemas.
Aunque los cuerpos de agua dulce ocupan menos del 1% de la superficie terrestre, albergan el 10% de las especies conocidas, lo que los convierte en uno de los ecosistemas más biodiversos del planeta. Sin embargo, su delicado equilibrio se encuentra gravemente amenazado. Desde el año 1500, 89 especies de agua dulce han desaparecido, y los científicos advierten que esta tendencia podría acelerarse si no se toman medidas urgentes.
La contaminación proveniente de actividades humanas, como la agricultura, la industria y la urbanización, ha deteriorado la calidad del agua en muchos ríos y lagos. Además, el cambio climático ha alterado los ciclos naturales de estos ecosistemas, afectando su capacidad para sostener la vida.
Organizaciones ambientales han hecho un llamado para proteger y restaurar los hábitats de agua dulce, implementar regulaciones más estrictas contra la contaminación y tomar medidas inmediatas para frenar el cambio climático.
Esta crisis no solo amenaza a las especies acuáticas, sino también a millones de personas que dependen de estos ecosistemas para su alimentación, agua potable y medios de vida. Salvar la vida en agua dulce es un desafío global que exige una acción coordinada y decidida.