Un grupo de investigadores de la Universidad de Illinois y de la Universidad de Columbia sorprendió al mundo al lograr que un robot volteara un huevo en una sartén sin necesidad de programación avanzada ni sensores especiales. El hallazgo marca un antes y un después en la forma de entender la robótica, pues demuestra que las máquinas pueden aprender tareas complejas con solo observar videos de humanos en acción.

El experimento no se limitó al huevo. Los científicos revelaron que el robot también logró servir albóndigas en un plato y equilibrar una botella de vino, mostrando un nivel de coordinación y aprendizaje que hasta hace poco parecía exclusivo de los seres humanos. El proceso se basa en modelos de inteligencia artificial que imitan la observación y réplica, muy similares a los mecanismos de aprendizaje natural de las personas.

Este avance plantea un futuro donde los robots dejen de ser simples máquinas rígidas y comiencen a convertirse en asistentes capaces de adaptarse a las necesidades del hogar o de industrias enteras. Expertos aseguran que se trata de un paso crucial hacia la robótica autónoma, con aplicaciones que podrían transformar la vida cotidiana y el trabajo en distintos sectores.