Investigadores de la Universidad de Texas anunciaron un avance científico que podría marcar un antes y un después en la medicina regenerativa: el uso de diminutas partículas llamadas “nanoflores” para ayudar a células dañadas a recuperar funciones perdidas. Estas estructuras pueden atraer y absorber moléculas que perjudican a las células, permitiendo que el entorno celular se estabilice.
Lo más sorprendente es que las nanoflores activan genes encargados de producir nuevas mitocondrias, las “baterías” energéticas de cada célula. En los experimentos, las células tratadas lograron duplicar la cantidad de mitocondrias y, además, transferirlas a células envejecidas o debilitadas, potenciando su recuperación.
Aunque el hallazgo abre puertas a posibles tratamientos contra enfermedades asociadas al desgaste celular —como Parkinson o Alzheimer— los especialistas advierten que el estudio está en una fase inicial y que se requieren varios años de investigación antes de hablar de aplicaciones clínicas reales.
