México podría estar a punto de dar un paso histórico en materia laboral. Con más de 30 millones de personas trabajando jornadas que superan las 40 horas semanales, la presidenta Claudia Sheinbaum confirmó que en noviembre se presentará la iniciativa para reducir oficialmente la semana laboral a 40 horas. La propuesta busca mejorar la calidad de vida de los trabajadores sin afectar la productividad empresarial.

El debate ha despertado opiniones encontradas. Por un lado, sindicatos y expertos en bienestar laboral aseguran que esta medida fomentaría una mejor salud mental y equilibrio entre la vida personal y profesional. Por otro, algunos sectores empresariales temen un aumento en los costos operativos y una posible caída en la competitividad si no se implementa de manera gradual.

De aprobarse, México se sumaría a países como Chile y Colombia, que ya avanzaron hacia modelos de trabajo más cortos. Los defensores del cambio aseguran que trabajar menos no significa producir menos, sino vivir mejor. La discusión, más allá de lo económico, pone sobre la mesa la necesidad de replantear el valor del tiempo en una sociedad cada vez más acelerada.