La ciudad de Mérida, Yucatán, atraviesa una creciente crisis en la gestión de residuos sólidos. Según datos recientes, cada habitante de la capital yucateca genera en promedio 1.2 kilos de basura al día, lo que equivale a más de mil toneladas diarias en toda la ciudad. Sin embargo, solo la mitad de estos desechos llega al relleno sanitario correspondiente, lo que ha generado una acumulación crítica de residuos en calles, parques y terrenos baldíos, especialmente en las zonas de menor ingreso.

Vecinos de distintas colonias han denunciado la falta de recolección eficiente, así como el abandono por parte de las autoridades municipales. A pesar de operativos especiales y colocación de contenedores públicos, la basura se acumula de nuevo en cuestión de horas, generando focos de infección, malos olores y presencia de fauna nociva. En contraste, las zonas turísticas y céntricas de Mérida se mantienen limpias, lo que ha generado un fuerte contraste social y urbano.

Activistas ambientales y organizaciones civiles han solicitado medidas urgentes para atender el problema de manera equitativa. Proponen la implementación de estrategias comunitarias de reciclaje, mayor fiscalización al servicio de recolección y campañas masivas de concientización. Mientras tanto, miles de familias siguen conviviendo con montones de basura a la vuelta de sus casas, en lo que ya es considerada una emergencia de salud pública y una llamada de atención para la planificación urbana.