Los vientos de Santa Ana vuelven a encender las alarmas en California. Estas ráfagas, que pueden alcanzar velocidades de hasta 160 km/h, son conocidas por su capacidad de avivar incendios forestales, convirtiendo pequeñas chispas en llamas incontrolables.
Este año, las condiciones son especialmente críticas. California enfrenta una sequía extrema, lo que genera el ambiente perfecto para que el fuego se propague rápidamente, amenazando vidas, estructuras y ecosistemas.
Expertos advierten que, de no controlarse a tiempo, los incendios alimentados por los vientos de Santa Ana podrían convertirse en los más devastadores en la historia moderna del estado, tanto por la cantidad de hectáreas quemadas como por las pérdidas económicas y humanas.
Los vientos de Santa Ana, característicos del otoño e invierno en la región, son causados por altas presiones en el interior del continente que empujan aire seco y caliente hacia la costa. Este fenómeno, combinado con las altas temperaturas y la vegetación reseca, crea un peligroso cóctel para la generación de incendios.
Las autoridades han emitido alertas en varias zonas, instando a la población a estar preparada para evacuaciones rápidas y a evitar cualquier actividad que pueda iniciar un incendio.
La naturaleza no tiene calendario, y el peligro no espera, recuerdan los expertos, subrayando la urgencia de tomar precauciones en este periodo crítico para California.