El futuro tecnológico dio un paso histórico con la realización de los primeros Juegos Olímpicos de robots humanoides en Pekín, China. En el evento participaron más de 500 androides de 16 países, que se enfrentaron en competencias tan diversas como atletismo, baloncesto, kung fu, clasificación de medicamentos y tareas de limpieza. La exhibición no solo mostró la versatilidad de estas máquinas, sino que también dejó ver marcas comparables con las de atletas humanos en varias pruebas.

El encuentro fue organizado con el objetivo de impulsar la innovación y mostrar los avances en robótica e inteligencia artificial que China ha consolidado en los últimos años. La magnitud del evento lo convirtió en una vitrina mundial, donde las compañías tecnológicas y universidades participantes demostraron hasta dónde puede llegar la integración de la robótica en actividades que antes parecían exclusivas de las personas.

China, que ya es uno de los líderes globales en inteligencia artificial, busca situar a los robots en el centro de su estrategia nacional de desarrollo. La inversión en este sector asciende a miles de millones de dólares y se proyecta que, en pocos años, los humanoides no solo compitan en eventos de exhibición, sino que desempeñen funciones críticas en el deporte, la salud y la industria. La gran pregunta que surge tras estos juegos es clara: ¿cuánto falta para que los robots alcancen y superen a los humanos en distintos ámbitos?