En Japón, la llegada del Año Nuevo está marcada por una tradición muy distinta a las celebraciones festivas de otros países: la limpieza profunda del hogar. Este ritual, conocido como ōsōji, tiene como objetivo eliminar no sólo la suciedad física, sino también la carga simbólica acumulada durante los últimos doce meses.
Sus orígenes se remontan al Japón imperial, cuando palacios, templos y santuarios eran limpiados minuciosamente para alejar la mala fortuna y recibir al dios del Año Nuevo en un entorno puro. Con el tiempo, esta práctica se extendió a hogares, escuelas y oficinas, convirtiéndose en un acto colectivo de renovación y reflexión.
En la actualidad, el ōsōji sigue siendo una tradición viva que refuerza valores como el orden, la disciplina y el equilibrio. Para muchas familias japonesas, limpiar antes de iniciar el año no es sólo una tarea doméstica, sino una forma de cerrar ciclos y comenzar una nueva etapa con claridad y armonía.
