Perder un ojo puede cambiarte la vida. Pero este joven decidió convertir ese dolor en una declaración de poder. A los 17 años, una infección por toxoplasmosis le arrebató el ojo derecho. Después de años de tratamientos y cirugías, tuvo que aceptarlo: su ojo ya no se podía salvar. Pero lo que hizo después dejó a todos sin palabras.

Inspirado por su amor por la joyería, a los 23 años decidió reemplazar su prótesis ocular por un diamante. Literalmente: un diamante incrustado en una prótesis personalizada de más de 2 millones de dólares. Mientras muchos usuarios en redes lo atacaban por ser “extravagante” o “ridículo”, él solo veía una forma de recuperar su identidad y transformar la pérdida en arte.

Hoy, su historia se volvió viral. Y lejos de esconderse, está construyendo una marca de joyería de lujo que ya gana notoriedad internacional. “No lo hice para llamar la atención”, dijo, “lo hice para recordarme que sobreviví”. Una historia de resiliencia, emprendimiento… y brillo propio.