En 2017, una poderosa tormenta solar golpeó a Júpiter con tal intensidad que rompió su escudo protector y elevó su atmósfera hasta los 500 grados Celsius, muy por encima de su temperatura habitual. Este evento encendió las alarmas de la NASA, que ahora teme que la Tierra pueda enfrentar algo similar en el futuro cercano.

Una tormenta solar no sólo representa un riesgo para los planetas lejanos. En nuestro caso, podría provocar apagones masivos, fallos en redes de comunicación, errores en el GPS y hasta daños en satélites. Aunque no hay una fecha establecida, científicos ya monitorean señales que podrían indicar que una nueva tormenta se acerca.

Estas tormentas ocurren cuando el Sol libera una gran cantidad de energía en forma de radiación y partículas cargadas. Aunque estamos protegidos por la magnetósfera, un evento suficientemente fuerte podría atravesar esa barrera. La NASA está alerta, y nosotros deberíamos estar informados.