Un nuevo descubrimiento de la NASA podría cambiar lo que sabemos sobre el nacimiento de los planetas. Gracias al telescopio espacial James Webb, se detectó por primera vez la presencia de hielo fuera de nuestro sistema solar. El hallazgo ocurrió en un sistema estelar a 155 años luz de la Tierra, donde se observaron estructuras similares a “bolas de nieve sucias” orbitando una estrella joven parecida al Sol.
Estas formaciones heladas contienen compuestos orgánicos y podrían ser los ingredientes esenciales para la formación de nuevos mundos. Para los astrónomos, esto es una señal poderosa de que las condiciones que dieron origen a nuestro sistema solar no son únicas. De hecho, podría haber procesos similares ocurriendo en este mismo momento en otras regiones del universo.
Más allá de su valor científico, este hallazgo reaviva la esperanza de encontrar vida en otros planetas. El hielo detectado es clave en el transporte de agua y elementos vitales durante la formación planetaria. Por eso, este descubrimiento es más que una curiosidad astronómica: podría acercarnos a responder una de las preguntas más grandes de la humanidad… ¿estamos solos en el universo?