Un estudio reciente publicado en Communications Psychology encendió el debate: varios modelos de inteligencia artificial, incluyendo ChatGPT, demostraron entender y manejar las emociones humanas mejor que las personas en ciertas pruebas psicológicas. Esto desafía la idea de que las emociones eran terreno exclusivo del ser humano.
Las pruebas midieron la capacidad para reconocer emociones, interpretar situaciones sociales y responder de manera empática. Sorprendentemente, los modelos de IA no sólo respondieron con precisión, sino que también demostraron habilidades para resolver conflictos interpersonales y regular emociones de forma efectiva.
Aunque estas tecnologías no sienten emociones reales, su capacidad para analizarlas y responder ha evolucionado notablemente. Esto podría abrir nuevas oportunidades en salud mental, educación y servicio al cliente, aunque también plantea dilemas éticos sobre privacidad, manipulación emocional y dependencia emocional hacia las máquinas.