Aunque muchas veces se habla de la generación Z como una que gasta en lujos y modas virales, la realidad económica que enfrenta es mucho más dura. En Estados Unidos, casi la mitad de los menores de 30 años ha tenido que recurrir a sus ahorros de jubilación para cubrir gastos básicos, según datos de Payroll Integrations.
El panorama no es alentador: 22% de los jóvenes que rentan departamento admite haberse saltado comidas para poder pagar la renta, mientras que el 19% ha pospuesto tratamientos médicos por falta de dinero, de acuerdo con la firma Redfin. Estas cifras reflejan la vulnerabilidad económica de una generación que enfrenta altos costos de vivienda, bajos salarios y una inflación constante.
Economistas advierten que, de continuar esta tendencia, el futuro financiero de los jóvenes será cada vez más incierto. La precariedad obliga a muchos a sacrificar salud y bienestar en el presente, comprometiendo también su seguridad económica a largo plazo. El mito de una juventud despreocupada y consumista contrasta con la realidad de una generación que lucha por sobrevivir en una economía cada vez más exigente.