Durante muchos años, la esperanza de vida en Europa aumentó de manera constante, pero en 2010 se produjo un cambio inesperado: la longevidad dejó de crecer. Hoy, la esperanza de vida en el continente es de 80 años en promedio, pero esta cifra se ha mantenido sin grandes variaciones durante más de una década.
Mientras países como Noruega, Islandia y Suecia lograron mantener su crecimiento, naciones como Grecia e Inglaterra registraron caídas en la expectativa de vida. Los expertos atribuyen este estancamiento a factores como el aumento de la obesidad, el sedentarismo, dietas deficientes y sistemas de salud que no han evolucionado lo suficiente para enfrentar estos desafíos.
Este fenómeno ha generado preocupación en la comunidad científica y médica, ya que el objetivo no solo es vivir más años, sino garantizar una calidad de vida óptima. ¿Podrá Europa revertir esta tendencia?