Estudios recientes demuestran que pasar tiempo en la playa tiene efectos positivos en la salud mental, reduciendo el estrés, mejorando la calidad del sueño y estimulando la creatividad. Los científicos han denominado a este fenómeno el “efecto del espacio azul”, una respuesta neurológica que se activa ante la presencia del mar y el sonido rítmico de las olas.
El cerebro, al percibir la inmensidad del horizonte y el movimiento constante del agua, entra en un estado de calma y concentración similar al que se alcanza con la meditación. Este entorno natural ayuda a disminuir los niveles de cortisol —la hormona del estrés— y favorece la liberación de serotonina, relacionada con la felicidad y el bienestar emocional.
Los especialistas recomiendan incorporar actividades al aire libre, como caminatas en la orilla o simplemente contemplar el mar, como parte de una rutina para mejorar la salud mental. En tiempos de ansiedad y desconexión, el océano se confirma como un refugio natural donde cuerpo y mente se sincronizan, recordándonos la importancia de volver a lo esencial.