En un giro inesperado, el Parlamento de Irán suspendió la aplicación de la ley que castigaba a las mujeres por no usar hiyab en público. Esta normativa, que había sido endurecida en octubre de 2024, permitía castigos que iban desde multas y prisión hasta azotes o restricciones para viajar y estudiar. La medida provocó intensas protestas tanto dentro como fuera del país, impulsadas por organismos como Amnistía Internacional.
Aunque las autoridades iraníes no han dado una razón oficial para esta suspensión, activistas de derechos humanos consideran el hecho como un “avance hacia la libertad” y una señal de que la presión internacional puede generar cambios. Desde hace años, el uso obligatorio del hiyab ha sido uno de los símbolos más controvertidos del control estatal sobre las mujeres en la república islámica.
Por ahora, la suspensión es temporal, pero ya representa una victoria simbólica para miles de mujeres iraníes que han desafiado la norma, incluso arriesgando su libertad. Organizaciones feministas advierten que aún falta mucho camino por recorrer, pero celebran este paso como el inicio de una nueva etapa en la lucha por los derechos de las mujeres en Medio Oriente.