En un giro inesperado frente al ritmo acelerado del mundo moderno, miles de jóvenes de la Generación Z están buscando una vida más simple. La tendencia va en contra del consumo digital excesivo y promueve prácticas más tradicionales, como cocinar desde cero, caminar más, comprar menos y valorar lo cotidiano. Muchos aseguran que la clave de una vida plena no está en lo nuevo, sino en lo viejo.

Psicólogos y expertos en salud mental han confirmado que esta tendencia nace del agotamiento provocado por las redes sociales, la presión del éxito constante y el bombardeo de estímulos digitales. Las nuevas generaciones están reconociendo que las prácticas simples de sus abuelos, como tener una rutina doméstica, disfrutar del silencio o priorizar el tiempo en familia, tienen beneficios reales.

Esta filosofía de vida también ha impulsado movimientos como el “slow living” o “vida lenta”, que invita a desacelerar, ser más conscientes y reconectar con lo esencial. La Generación Z está demostrando que no todo lo que viene del pasado es obsoleto, y que quizá la felicidad no está en innovar todo el tiempo, sino en rescatar lo que ya funcionaba antes. ¿Tú también te sientes identificado?