Un reciente estudio de la Organización Mundial de la Salud confirmó lo que muchos ya intuían: las actividades cerca del agua tienen efectos positivos en la salud mental y el bienestar general. Caminar por la playa, correr junto a un río o simplemente sentarse a contemplar el agua ayuda a reducir el estrés y la depresión.
Los investigadores explican que la cercanía con el agua induce al cerebro a un estado de relajación en pocos minutos, siendo incluso más efectivo que caminar en un bosque. El sonido del agua y la vista de los paisajes acuáticos favorecen la tranquilidad y el equilibrio emocional.
Expertos recomiendan incluir actividades junto al agua en la rutina diaria o semanal para obtener estos beneficios. Así, los entornos acuáticos se consolidan como espacios ideales para cuidar la salud mental en un mundo cada vez más acelerado y estresante.