Durante siglos se creyó que los combates entre gladiadores y animales salvajes eran parte de la mitología del Coliseo romano. Sin embargo, un hallazgo arqueológico reciente en Inglaterra ha confirmado la brutal realidad de esas luchas. Arqueólogos encontraron el esqueleto de un gladiador con marcas claras de haber muerto enfrentando a un león.
El descubrimiento se dio cerca de York, donde se hallaron los restos de un hombre de entre 26 y 35 años con una herida letal en la pelvis provocada por una mordida de león. Este hallazgo no solo es impactante, sino que es el primero con evidencia física tan contundente de este tipo de espectáculos violentos fuera de Roma.
Este descubrimiento reescribe parte de la historia del Imperio Romano, demostrando que estos cruentos combates se extendían incluso a los territorios más lejanos, como la antigua Britania. El hallazgo ha generado un renovado interés en los estudios sobre la vida de los gladiadores.