La crisis inmobiliaria que azota a China en 2025 está alcanzando niveles insólitos. Promotoras desesperadas por vender propiedades en ciudades pequeñas ofrecen desde iPhones hasta acciones en jets privados para atraer compradores. Sí, casas con jet incluido.

El problema de fondo es la caída de la demanda en zonas alejadas de las megaciudades. Mientras Shanghái y Shenzhen concentran la migración y el empleo, miles de desarrollos en otras regiones se están quedando vacíos. La desaceleración económica y el desempleo han agravado el fenómeno.

Analistas advierten que este tipo de incentivos extremos muestran lo profundo del colapso: la oferta supera por mucho a la demanda. Y aunque suene tentador recibir un avión por comprar una casa, el verdadero vuelo que preocupa es el de la burbuja económica… que podría estallar en cualquier momento.