El yogur griego ha ganado fama en los últimos años como uno de los alimentos más recomendados para una dieta equilibrada. A diferencia del yogur tradicional, contiene el doble de proteína, lo que favorece la saciedad y ayuda al mantenimiento de la masa muscular.

Además, es fuente de vitamina B12 y probióticos que fortalecen la flora intestinal y pueden reducir el riesgo de enfermedades digestivas, incluido el cáncer de colon. Su versatilidad lo convierte en una opción práctica para combinar con frutas, semillas o frutos secos.

Especialistas coinciden en que, consumido de forma natural y sin azúcares añadidos, el yogur griego es un gran aliado de la salud. Sin embargo, advierten que su valor nutricional puede perderse si se acompaña de jarabes o endulzantes en exceso.