Después de nueve meses en órbita, los astronautas Williams y Wilmore han regresado a la Tierra, pero su cuerpo enfrenta ahora uno de los desafíos más difíciles: adaptarse nuevamente a la gravedad. Estar tanto tiempo en el espacio pasa factura, y los efectos en el cuerpo humano son tan sorprendentes como preocupantes.

Durante su estadía fuera del planeta, los astronautas sufrieron una atrofia muscular severa y pérdida de densidad ósea, lo que debilita el cuerpo al punto de volver complicado algo tan simple como caminar. Además, la exposición prolongada a la microgravedad altera la visión, redistribuye la sangre y genera cambios físicos que tardan meses en revertirse.

Este tipo de misiones nos acerca cada vez más al sueño de la exploración espacial, pero también nos deja claro que no estamos diseñados para vivir fuera de nuestro planeta. ¿Estamos realmente preparados para los retos que supone colonizar otros mundos o será este un precio demasiado alto para la humanidad?