El papa Francisco lleva 18 días en el hospital tras haber sido ingresado por una bronquitis que evolucionó a neumonía. A pesar de algunas mejorías, su estado sigue siendo delicado. El 28 de febrero sufrió un broncoespasmo preocupante, lo que llevó a los médicos a intensificar su monitoreo y a suministrarle oxígeno.
Fuentes cercanas al Vaticano han informado que el sumo pontífice continúa bajo observación médica, aunque mantiene contacto con su equipo de trabajo. Su salud ha sido motivo de preocupación, especialmente por su avanzada edad y su historial médico.
La incertidumbre sobre su recuperación persiste. Mientras millones de fieles en todo el mundo esperan su pronta mejoría, la gran pregunta es si podrá retomar sus actividades en el corto plazo.