Investigaciones recientes han revelado que el cerebro humano experimenta un cambio significativo después de la medianoche, lo que altera la forma en que procesamos información y emociones. Los científicos denominan este fenómeno “Mind After Midnight”, un estado en el que las funciones cognitivas se vuelven menos racionales y más impulsivas, afectando la toma de decisiones y la estabilidad emocional durante la noche.

Según los especialistas, la actividad de la amígdala —la región asociada con el miedo, la impulsividad y las respuestas emocionales— aumenta notablemente en este horario, mientras que la corteza prefrontal, encargada del pensamiento lógico y el autocontrol, reduce su actividad. Esta combinación propicia que afloren pensamientos negativos, preocupaciones exageradas y comportamientos de riesgo, incluso si las mismas situaciones no generarían tensión durante el día.

El estudio concluye que el cerebro no está diseñado para mantenerse en alerta prolongada durante las horas nocturnas, lo que explica por qué decisiones tomadas después de medianoche suelen ser menos prudentes. Los investigadores recomiendan evitar tomar decisiones importantes en ese periodo y priorizar la higiene del sueño para disminuir la vulnerabilidad emocional. El hallazgo abre nuevas líneas de estudio sobre salud mental y patrones circadianos.