Dormir no es un lujo, es una necesidad biológica fundamental. Según investigaciones de la Universidad de Harvard, dormir menos de 7 horas por noche acelera el envejecimiento a nivel celular. Afecta el funcionamiento hormonal, debilita la memoria, genera desequilibrio emocional y acelera la aparición de arrugas, flacidez y fatiga crónica.

Durante el sueño profundo, el cuerpo realiza funciones esenciales: repara tejidos, produce colágeno, elimina toxinas cerebrales y regula el sistema inmunológico. Pero cuando el descanso es insuficiente o interrumpido, esos procesos se ven alterados. El resultado se ve no solo en la piel, sino también en el rendimiento cognitivo y el estado de ánimo.

Los expertos recomiendan establecer una rutina nocturna, evitar pantallas al menos 30 minutos antes de dormir y crear un entorno oscuro y silencioso. Además, insisten en que dormir bien es tan importante como alimentarse sano o hacer ejercicio. Si quieres prevenir el envejecimiento prematuro, empieza por respetar tus horas de sueño.