La duración de los días en la Tierra no es tan estable como pensábamos. Estudios científicos han detectado que, lentamente, los días se están alargando debido a cambios en la rotación del planeta. Factores como el derretimiento de glaciares, el movimiento del núcleo terrestre y variaciones atmosféricas están afectando el giro de la Tierra.

Aunque el cambio es minúsculo —de apenas milisegundos—, con el tiempo podría acumularse y obligar a ajustar cómo medimos el tiempo. Esto tendría implicaciones en tecnología satelital, telecomunicaciones y sistemas que dependen de una sincronización precisa con los relojes atómicos.

Además, los expertos advierten que este fenómeno nos invita a repensar la relación con el tiempo. En un futuro hipotético con días sensiblemente más largos, podrían alterarse los ritmos circadianos, las jornadas laborales y hasta el calendario. Por ahora, no hay motivo de alarma… pero la Tierra sigue moviéndose, y nosotros con ella.