A partir de los 50 años, la pérdida de masa ósea se acelera, y una caída común puede convertirse en una fractura grave, hospitalización… o algo peor. Lo preocupante es que muchas personas no lo saben: no basta con tomar calcio. Se necesitan tres vitaminas clave para proteger los huesos: D, K y C.

La vitamina D permite que el calcio se absorba correctamente en el cuerpo. La vitamina K impide que el hueso se degrade con el tiempo. Y la vitamina C fortalece la matriz ósea y protege contra el daño celular. Sin esta combinación, los huesos se vuelven frágiles, incluso si consumes lácteos a diario.

Especialistas en salud ósea advierten que cuidar tus huesos debe ser una prioridad, no una opción. Un estilo de vida con buena alimentación, exposición solar moderada y ejercicio regular puede marcar la diferencia entre la independencia y la dependencia total.