Mientras Francia sufre una intensa ola de calor, con temperaturas de hasta 39 °C y alerta roja activada, Argentina enfrenta una ola polar con mínimas de -10 °C en varias regiones. En Buenos Aires, se registró -0.1 °C, el día más frío del año. El contraste es impactante: escuelas cerradas en París, el último piso de la Torre Eiffel clausurado… y al otro lado del mundo, calefacciones al máximo y calles congeladas.

Ambos fenómenos están conectados por un mismo origen: el cambio climático. Según la ONU, las olas de calor y frío extremos serán más frecuentes e intensas en los próximos años. Ya no se trata de fenómenos aislados, sino de una nueva realidad climática que exige adaptación global.

La ciencia advierte que el desequilibrio atmosférico está alterando los patrones del planeta. Y si bien antes estos extremos eran ocasionales, ahora podrían volverse rutina. ¿Estamos preparados para convivir con este nuevo clima?