Aunque el Día de Muertos es una de las tradiciones más representativas de México, en diversas partes del mundo también existen celebraciones dedicadas a honrar a los difuntos. En China, el Festival de los Fantasmas Hambrientos se realiza con ofrendas de comida y luces flotantes que buscan guiar a los espíritus olvidados hacia el descanso. En Bolivia, las familias celebran el Día de los Cráneos, donde adornan y bendicen las llamadas “ñatitas”, cráneos humanos considerados protectores espirituales.
En India, el Pitru Paksha es un periodo de oración y ofrenda en el que las familias honran a sus antepasados a orillas de los ríos, entregando alimentos y flores. En Guatemala, el cielo se cubre de color con el vuelo de enormes cometas que simbolizan el vínculo entre los vivos y los muertos durante el Día de Todos los Santos. Japón, por su parte, celebra el Obon, una festividad donde las casas y templos se iluminan con linternas y se realizan danzas tradicionales que evocan la reunión entre generaciones.
Cada una de estas tradiciones, aunque distinta en forma, comparte un mismo significado profundo: mantener viva la memoria de quienes ya no están. Más allá de las fronteras y las religiones, recordar a los muertos es una manera universal de rendir tributo al amor, la herencia y la conexión eterna que une a las personas con sus antepasados.
