Un reciente análisis nutricional ha desmentido los mitos más comunes sobre la piña en la cena, como que “engorda” o “dificulta la digestión”. Por el contrario, este fruto tropical podría ser un aliado del descanso nocturno gracias a su contenido de triptófano, un aminoácido que el cuerpo convierte en melatonina, la hormona que regula el ciclo del sueño. Consumirla en la noche, señalan expertos, podría favorecer un sueño más profundo y reparador.
Además de sus beneficios para el descanso, la piña cuenta con propiedades antiinflamatorias y digestivas, lo que la convierte en una opción ligera y saludable para incluir en la última comida del día. Sus enzimas naturales, como la bromelina, ayudan a descomponer las proteínas, reducen la hinchazón abdominal y mejoran la absorción de nutrientes.
Nutriólogos recomiendan consumirla en porciones moderadas, preferentemente fresca y sin añadidos de azúcar, para obtener sus beneficios sin excederse en calorías. Un bowl de piña por la noche, acompañado de una dieta equilibrada, puede ser una elección deliciosa y funcional. La ciencia respalda lo que algunos ya intuían: este fruto no solo refresca, también ayuda a descansar mejor.