Más de 8 mil personas han sido infectadas por el virus chikungunya en la provincia de Guangdong, en lo que ya se considera el brote más grave registrado en China. La enfermedad, transmitida por el mosquito Aedes aegypti, provoca fiebre alta, intensos dolores articulares y agotamiento que puede prolongarse durante meses. El repunte comenzó tras el paso de varios huracanes que dejaron abundante agua estancada, un escenario perfecto para la proliferación del vector.

Las autoridades han desplegado un operativo sanitario sin precedentes que incluye fumigaciones masivas, uso de drones para detectar criaderos, inspecciones casa por casa y sanciones económicas a quienes no colaboren. Incluso se han implementado cortes de energía en viviendas que se niegan a permitir las revisiones. La presión sobre las comunidades es alta, pues el mosquito se reproduce rápidamente y la propagación avanza hacia otras regiones.

Hong Kong y Taiwán ya han reportado casos importados, lo que eleva la preocupación internacional. Actualmente, no existe una vacuna disponible para la población en China, por lo que las medidas preventivas se centran en el control del mosquito y en la educación sanitaria. La comunidad médica advierte que, sin una respuesta rápida y sostenida, el virus podría extenderse a otros países en cuestión de semanas.