Durante los primeros once meses del año, la Ciudad de México ha registrado más de 2,700 manifestaciones, convirtiéndose en una de las urbes con mayor actividad social del país. De acuerdo con datos de la Secretaría de Gobierno, las principales demandas están relacionadas con temas laborales, sociales y de servicios públicos. En promedio, la capital ha tenido más de ocho movilizaciones diarias, algunas de ellas de gran magnitud, lo que ha generado afectaciones en el tránsito y la operación del transporte público.
Las autoridades locales han instalado más de 2,000 mesas de diálogo con organizaciones sociales, sindicatos y colectivos, con el objetivo de atender sus reclamos y reducir la tensión en las calles. Sin embargo, el número de movilizaciones no ha disminuido, lo que refleja un alto nivel de participación ciudadana y de inconformidad social. Pese a los desafíos logísticos, el gobierno capitalino ha destacado que la mayoría de las marchas se desarrollan de manera pacífica.
Analistas sociales señalan que este fenómeno es parte del dinamismo político de la Ciudad de México, donde la protesta se ha consolidado como una herramienta legítima de expresión pública. Aunque las autoridades buscan mecanismos para equilibrar el derecho a manifestarse con la movilidad urbana, el alto número de movilizaciones evidencia la necesidad de fortalecer el diálogo institucional y la atención oportuna a las causas sociales que las originan.
