La canícula, un periodo caracterizado por temperaturas extremas y cielos despejados, afecta a gran parte de México entre los meses de julio y agosto. Este fenómeno climático, que dura alrededor de 40 días, se presenta con mayor intensidad en regiones del norte, noreste y sureste del país, donde las temperaturas suelen superar los 40 grados.
De acuerdo con los meteorólogos, la canícula oficialmente concluye a finales de agosto; sin embargo, el verdadero descenso de las temperaturas se percibe hasta la llegada del otoño, entre el 22 y 23 de septiembre. Es en estas fechas cuando los cambios en la posición del sol favorecen un ambiente más fresco y lluvioso en la mayor parte del territorio nacional.
Los especialistas recomiendan a la población tomar medidas preventivas durante este periodo, como mantenerse hidratados, evitar la exposición prolongada al sol y cuidar especialmente a niños y adultos mayores. Aunque el calor extremo cede con la llegada del otoño, los efectos de la canícula ponen de manifiesto la importancia de prepararse frente a fenómenos climáticos recurrentes.