Un estudio conjunto de la Universidad de Harvard y el Hospital Mass General Brigham ha identificado una forma simple y efectiva de retrasar el Alzheimer: caminar. Tras seguir durante 14 años a casi 300 personas, los investigadores concluyeron que mantener una rutina diaria de entre 3,000 y 7,500 pasos puede retrasar el deterioro cognitivo hasta siete años.

Los científicos explican que la actividad física moderada ayuda a reducir la acumulación de proteína tau, una sustancia que daña las neuronas y está estrechamente relacionada con el desarrollo del Alzheimer. Además, caminar mejora la circulación cerebral y favorece la oxigenación, factores esenciales para conservar la memoria y las funciones cognitivas.

El estudio refuerza la idea de que la prevención de enfermedades neurodegenerativas puede comenzar con cambios sencillos en la vida cotidiana. Los expertos recomiendan incorporar caminatas regulares, subir escaleras o realizar desplazamientos activos como parte de la rutina diaria. “Cada paso cuenta”, concluye el informe, al recordar que cuidar el cerebro también es cuestión de movimiento.