Bill Gates anunció que donará la mayor parte de su fortuna —estimada en 200 mil millones de dólares— para combatir la pobreza, mejorar la salud y fortalecer la educación en África. La Fundación Gates destinará estos recursos durante los próximos 20 años a programas enfocados en reducir muertes prevenibles, combatir la desnutrición infantil y aplicar tecnologías como la inteligencia artificial en el diagnóstico y tratamiento médico.
El magnate y filántropo explicó que su visión es empoderar a las comunidades africanas mediante soluciones sostenibles y lideradas por personas locales. Entre los objetivos también está mejorar el acceso al agua potable, vacunas, educación de calidad y tecnologías de salud de última generación. La iniciativa ya ha comenzado a recibir elogios por su enfoque a largo plazo y su impacto potencial en millones de vidas.
Sin embargo, no todo ha sido aplausos. Algunos críticos señalan que la Fundación Gates concentra demasiado poder sin rendir cuentas, y que evade impuestos mediante estructuras legales complejas. A pesar de las controversias, el anuncio representa una de las mayores transferencias de riqueza en la historia moderna con fines humanitarios, y abre un nuevo capítulo en el debate sobre el papel de los multimillonarios en la filantropía global.