La mayoría de las personas no recuerda nada de cuando tenían 2 o 3 años, y la ciencia denomina a este fenómeno “amnesia infantil”. Durante décadas se pensó que los bebés simplemente no generaban recuerdos duraderos, pero investigaciones recientes desafían esa idea. Un estudio de la Universidad de Yale demostró que el hipocampo —la región del cerebro encargada de formar memorias— empieza a codificar experiencias desde el primer año de vida, lo que significa que sí existen recuerdos en esa etapa.
El enigma, entonces, no radica en la ausencia de memoria, sino en la incapacidad de acceder a esos recuerdos en etapas posteriores. Los investigadores sugieren que la reorganización cerebral durante la infancia, junto con procesos de maduración neuronal, podría bloquear el acceso a esas memorias tempranas. Esto explicaría por qué, aunque almacenadas, las experiencias de los primeros años permanecen ocultas al consciente.
El hallazgo abre una discusión fascinante sobre los límites y alcances de la memoria humana. Si en algún momento se lograra acceder a esos recuerdos, no solo se transformaría la comprensión del desarrollo cognitivo, sino que también se podrían abrir nuevas líneas de investigación sobre terapias de memoria y salud mental. Por ahora, la gran incógnita sigue siendo dónde permanecen esas memorias y si algún día será posible recuperarlas.