Oliver Chu, un niño de tres años diagnosticado con síndrome de Hunter, se ha convertido en el primer paciente en recibir una innovadora terapia capaz de detener el avance de esta enfermedad genética poco común. Este padecimiento provoca daños progresivos en órganos vitales como el cerebro y el corazón, además de severos problemas respiratorios que suelen afectar drásticamente la calidad y esperanza de vida.
En el Hospital Real Infantil de Manchester, especialistas lograron modificar las propias células madre del menor para producir la enzima que su cuerpo no podía generar, responsable del deterioro asociado al síndrome. Esta intervención marca un hito científico, ya que durante décadas solo existían tratamientos paliativos para ralentizar algunos síntomas sin frenar el daño cognitivo.
Un año después del procedimiento, Oliver muestra un desarrollo casi normal, superando las expectativas médicas y abriendo nuevas posibilidades para otros niños que participan en el ensayo clínico. Este avance representa un rayo de esperanza para familias que, hasta hoy, enfrentaban un panorama limitado y sin alternativas efectivas.
