Mientras México avanza hacia la implementación de una jornada laboral de 40 horas semanales, Corea del Norte presume tener una de las más cortas del mundo, con solo 32 horas de lunes a jueves. Sin embargo, expertos advierten que en ese país las jornadas reales suelen extenderse mucho más, ya que las tareas no logran completarse dentro del horario establecido. El contraste resalta la importancia de que una reducción laboral vaya acompañada de medidas efectivas que garanticen productividad y calidad de vida.

En México, la reforma laboral será gradual y se aplicará de manera escalonada entre 2026 y 2030. El plan consiste en reducir dos horas de trabajo por semana cada año hasta alcanzar las 40 horas. La Secretaría del Trabajo y Previsión Social ha señalado que el objetivo es adaptar el modelo laboral mexicano a estándares internacionales, sin afectar los salarios ni el desempeño económico.

Países como Dinamarca, Noruega y los Países Bajos ya operan con semanas laborales de entre 33 y 35 horas, mostrando altos niveles de productividad y bienestar social. El reto para México será lograr ese equilibrio entre competitividad y descanso, en un contexto en el que millones de trabajadores buscan mejores condiciones y más tiempo para su vida personal. La pregunta sigue abierta: ¿podrá el país alcanzar ese modelo sin sacrificar su crecimiento económico?