Un estudio realizado por investigadores de la UNAM ha reabierto el eterno debate sobre la inteligencia de los perros y los gatos. De acuerdo con la investigación, la cantidad de neuronas juega un papel fundamental: los perros cuentan con más de 500 millones, mientras que los gatos tienen alrededor de 250 millones. Esto explica por qué los perros destacan en comunicación, obediencia y capacidad de aprendizaje.

Sin embargo, los gatos no se quedan atrás. Los especialistas sostienen que su independencia y capacidad de decidir cuándo y cómo interactuar es otra forma de inteligencia, más asociada con la autonomía y la adaptación. A diferencia de los perros, que buscan constantemente la aprobación humana, los gatos demuestran una lógica distinta basada en la toma de decisiones propia.

El estudio concluye que no existe un ganador absoluto, ya que ambas especies presentan fortalezas únicas. Mientras los perros han sido entrenados por siglos para colaborar con los humanos, los gatos han desarrollado habilidades relacionadas con la supervivencia y la autosuficiencia. En realidad, la pregunta no debería ser quién es más inteligente, sino cómo cada especie demuestra su propia manera de razonar y relacionarse.