Alemania atraviesa una crisis en su sistema de pensiones: los recursos ya no alcanzan para cubrir a la creciente población jubilada. Ante este panorama, el gobierno estudia aumentar la edad de retiro hasta los 70 años y, de manera paralela, está invitando a los mayores a reincorporarse al mercado laboral.
La medida ya es una realidad para muchos: actualmente, más de un millón de personas mayores de 67 años trabajan de nuevo. Mientras algunos lo ven como una oportunidad para mantenerse activos y mejorar sus ingresos, otros lo consideran un castigo para quienes llegan a la tercera edad con problemas de salud.
Expertos advierten que esta reforma tiene dos caras. Por un lado, puede ayudar a sostener las finanzas públicas, pero por el otro, expone la desigualdad: no todos los adultos mayores tienen las mismas condiciones físicas o económicas para continuar trabajando.