Un nuevo informe de la Organización de las Naciones Unidas encendió las alarmas en América Latina y el Caribe: de aquí al 2030, alrededor de 6 millones de jóvenes podrían caer en la pobreza como consecuencia directa del cambio climático. Sequías prolongadas, incendios forestales e inundaciones son algunos de los fenómenos que ponen en riesgo la estabilidad de las comunidades más vulnerables.
El documento señala que niños y jóvenes son los sectores más afectados, pues enfrentan mayores obstáculos para acceder a empleo, educación y salud. La combinación de desastres ambientales con desigualdad social podría traducirse en una generación marcada por la precariedad y con menos oportunidades de desarrollo en comparación con sus predecesores.
La ONU advierte que, de no tomarse medidas inmediatas para reducir emisiones y fortalecer la resiliencia de las comunidades, el número de afectados podría triplicarse hasta alcanzar los 18 millones en la región. El organismo hizo un llamado urgente a los gobiernos para priorizar políticas ambientales y sociales que frenen lo que, de no actuar, podría convertirse en una crisis humanitaria sin precedentes.
