La frase “México es el capibara del mundo” se ha popularizado en redes sociales, haciendo alusión a la forma pacífica y diplomática con la que el país se relaciona en el ámbito internacional. El capibara es conocido como un animal que convive sin problemas con múltiples especies, y la comparación ha resultado no solo divertida, sino también simbólica.

Esta percepción tiene una base histórica: la Doctrina Estrada, adoptada por México desde 1930, establece que el país no debe intervenir en los asuntos internos de otras naciones. Esta política ha permitido que México mantenga relaciones diplomáticas con países enfrentados entre sí, sin tomar partido en sus conflictos.

El apodo refleja cómo el país se ha posicionado en el escenario global: como un actor moderado, neutral y respetuoso. Mientras otras potencias participan activamente en tensiones o guerras, México suele optar por el diálogo y la no confrontación. Una imagen que hoy, en tiempos de polarización, cobra un valor especial.