En al menos 18 ciudades de Irán, sacar a tu perro a pasear puede costarte una multa, el decomiso del animal o incluso la confiscación de tu vehículo si va con él. Esta medida forma parte de una política que prohíbe la presencia de perros en espacios públicos, alegando razones de salud, orden social y valores religiosos.
Aunque tener perros como mascotas no está prohibido, su visibilidad en las calles está fuertemente limitada. La justificación oficial es evitar “la occidentalización de la sociedad” y preservar los valores tradicionales, pero ha generado un fuerte debate sobre los derechos de los animales y las libertades individuales.
Organizaciones defensoras de los derechos humanos y animales han denunciado estas restricciones como una forma de control cultural. Mientras tanto, miles de familias deben mantener a sus perros ocultos o evitar salir con ellos, por miedo a perderlos.